“Yo soy francés”

www.charliehebdo.fr

El logo del movimiento Je Suis Charlie.

Joseph Villafane, Contributor

El 7 de enero le vino como un gran choque a la felicidad navideña del mundo occidental. Menos de 24 horas después del Día de los Reyes Magos, el mundo se había despertado de una euforia, y enfrentado el escalofriante horror de la matanza de 12 personas dentro de las oficinas del periódico satírico, Charlie Hebdo. Los dos pistoleros enmascarados de afiliación extremista musulmana, dispararon un exceso de 50 tiros con armas automáticas, gritando “Allahu Akbar” (grande es Dios), resultando en el peor acto de terrorismo en Francia desde el mediado del siglo XX. Además de esto, entre el 7 y el 9 de enero, 20 personas han sido asesinadas y más de 20 han sido lastimadas en cuatro localizaciones diferentes. El nivel de amenaza de la Île-de-France y Picardy ha sido alzado al nivel máximo, y el presidente francés, François Hollande, ha asegurado que la población francesa perseverará.

Sin embargo, el tiroteo de Charlie Hebdo lleva más importancia que veinte vidas, y aún más importancia que las 60,000 personas que tenían una suscripción al semanario satírico; el tiroteo fue una amenaza a los derechos de la prensa, y a nuestra libertad de expresión. El problema no se trata de la religión musulmana, ni de los dibujos críticos del periódico, sino es una guerra contra el extremismo, la apatía política, y la lucha por nuestros derechos humanos.

El peor desafío de nuestra sociedad es la perdida de sociabilidad tradicional dentro de la comunidad. Un mundo homogeneizado resulta en el deseo por lo extremo dentro de los seres más marginados e aislados de la sociedad. Entran los inmigrantes, y nacen los sobresalientes dentro de países como Francia, Alemania, o los Estados Unidos, pero la sociedad no los trata igual, ni se proponen a cederles las mismas oportunidades; se trata de educación desigual. El hecho de que todavía existe la xenofobia, islamofobia, y el elitismo muestra que todavía necesitamos cambiar.

No obstante, el semanario, ni sus dibujos no son ejemplos de este desafío, sino es víctima de él. La islamofobia resulta en los grupos radicales yendo contra todo lo que contradice a sus creencias, incluyendo el tabú y sátira de una publicación como Charlie Hebdo. Dentro de una sociedad más abierta, los marginados no son exentos a la crítica, ni dejaran de ser los juegos de chistes, si no tendrán un ambiente en que se sentirán más seguros en sus creencias, y a la misma vez permite que nuestras libertades de expresión, de la prensa, y derechos humanos sean preservados. Un mundo cerrado fomenta gran inseguridad dentro de cualquier grupo, y la matanza fue un resultado de una inseguridad de los extremistas.

“Uno de los riesgos más graves de este horrible ataque terrorista es que va a estimular la xenofobia a los partidos extremistas que son tan peligrosos para la democracia como los fanáticos islamistas,” dijo autor Mario Vargas Llosa en un artículo para Semana.com.

Las protestas masivas después del tiroteo mostraron un cambio en el mundo, millones de personas se unieron en Paris, Bruselas, Londres y por el mundo entero, a enfrentar la situación; personas de toda cultura reconociendo la raíz del ataque llorando por la libertad, solidaridad, igualdad y modernidad. Además líderes mundiales como Angela Merkel de Alemania, Benjamin Netanyahu de Israel, Mahmoud Abbas de la Autoridad Palestina y Rey Abdullah de Jordan, todos tomaron parte en las protestas en Paris, peleando por la libertad. La libertad de expresión es sinónimo con la democracia.

Sin embargo, los Estados Unidos no tuvieron representación de líderes superiores; esto no es por mostrar una falla dentro de la administración presidencial, sino por mostrar la evasión de los mismos problemas dentro del país más poderoso del mundo. Los Estados Unidos todavía permanecen arraigados en el dogma conservador de años antepasados, sin pelear por la educación social e igualitaria, y con miedo hacia la prensa. La prensa de los EEUU hasta ha censurado los dibujos de Charlie Hebdo por su seguridad como institución y por prevenir la ofensa de sus lectores.

“No podemos vivir en un mundo donde uno puede ser matado por dibujar,” dijo Jeffery B., musulmán y residente en Vermont en respuesta al periódico The New York Times.

La sociedad moderna necesitaba este choque de Charlie Hebdo, con Charb, Cabu, Wolinski y Tignous como mártires. Necesitábamos un recordatorio de la lucha por la igualdad social, por la libertad de expresión y la prensa, y contra el extremismo. El 7 de enero es el día en que el mundo se unió así como en el 9/11, y todos fueron Charlie, todos fueron Franceses, y todos fueron humanos.

Para difundir el conocimiento de esta causa, por favor etiquete #JeSuisCharlie y #CharlieHebdo en todos sus mensajes en todos sus medios de comunicación social.

DEP. Todos los que perdieron sus vidas en el tiroteo.