La adversidad de nuestra diversidad

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Unidos nos mantendremos más fuertes.

Joseph Villafane, Contributor

La ciudad de Miami es conocida como un refugio para una población diversa y metropolitana, sin embargo, tensiones étnicas la han vuelto un caldo de cultivo para el racismo. Por cierto, la ciudad de Miami tiene una composición demográfica incomparable a la de otras ciudades, con los latino-americanos, y aún más importante, inmigrantes, formando la mayoría de la población. Es dado a este fenómeno que el racismo persiste; de cada país, y de cada cultura hay normas discriminatorias. Como resultado, ciertos hogares caribeños puedan prohibir que sus hijos tengan novios de color más oscuro, o algunos hogares afro-americanos desalienten relaciones con personas latinas o afro-caribeñas. Hasta mi abuela tiene sus dichos que se le salen de vez en cuando, cuyos orígenes son racistas o segregacionistas.

Por lo menos en Miami, el racismo no se puede pintar en blanco y negro, es el resultado de una mezcla de diferentes culturas, lenguas, dialectos, clases sociales y manierismos resultando en la burla y en el miedo hacia el prójimo dentro de nuestra ciudad. 

“Todas las razas son capaces de ser racistas, incluyendo a los afro-americanos. Nosotros [afro-americanos] mismos hemos perjudicado a latinos y blancos, mientras que somos víctimas del racismo también,” dijo la estudiante de onceno grado y afro-americana, Kaitlyn Smith.

Sin embargo, lo bueno de Miami es que en general, la clase de racismo jamás se ha intensificado hasta llegar a un nivel violento ni de legislación distintamente racista, después del movimiento de los derechos civiles.

“Por lo menos yo no he sido víctima de racismo deliberado en Miami. A parte de burlas diciendo que no sé bailar porque soy anglo-sajona, nada se ha hecho con el propósito directo de hacerme daño,” dijo la estudiante de onceno grado, de origen anglo-sajón, Gabrielle Saliamonas.

Para la mayoría de miamenses, esto punto de vista es válido.  El racismo es un problema extenso e sin excusas, sin embargo muchas veces se limita a matices vagos de perspectivas anticuados. El racismo en Miami es resultado de nuestra diversidad, pero también es pacificado por ella.

“La ciudad de Miami ciertamente no es perfecta,  y hay discriminación entre diferentes grupos, sin embargo no se compara a el racismo que se encuentra en otras regiones del país,” dijo la estudiante del onceno grado, Jordan Payne.

La diversidad de Miami nos permite explorar una miríada de culturas y verdades subjetivas. Con la inmigración de países latino-americanos, caribeños, africanos y asiáticos, muchas veces la ciudad se encuentra con una base social muy conservadora y cerrada a los demás. Cambio verdadero será el resultado de educación y conocimiento verdadero de nuestras diferencias y sobre todo nuestras similitudes. No es nada revolucionario, es más mis profesores lo han dicho desde la escuela primaria, sin embargo se debe vivir cada día acordándose de quien uno es, y considerando a los demás. De esta forma podemos vencer la adversidad de nuestra diversidad.