Crisis existencial de maestra: “¿Moriría por mis estudiantes?”


Jake Paz
S.Hernandez, maestro de Coral Senior High, representante de todos los maestros que merecen sentirse seguros.

Tras la tragedia ocurrida el pasado 14 de febrero en Parkland, Florida, la comunidad (especialmente estudiantes, maestros y padres de familia) se vio terriblemente afectada, ya que el evento dejo preocupación, miedo e incluso indignación en el ambiente. Mientras que los directores y maestros alrededor del país ponen en marcha nuevas reglas y precauciones a tomar para evitar la futura eventualidad de este tipo de situaciones, la comunidad no ha podido evitar preguntarse: Si yo tuviera que pasar por esa situación, ¿cómo reaccionaría? ¿qué haría para evitar el mayor daño posible? ¿qué podría hacer, yo, como papá, mamá, estudiante, o maestro? Y es en este angustiante momento donde, Rebecca Fields, maestra de historia del arte en Richmond, Virginia, decide no quedarse de brazos cruzados mandando una carta destinada a los oficiales elegidos, donde expresa su angustia, indignación y crisis existencial en la que vive en cuánto a esta terrible situación.

A lo largo de esta carta, Fields da a conocer su indignación explicando que al aceptar el trabajo de ser maestra su propósito era simplemente enseñar y formar a sus estudiantes por medio del aprendizaje, sabiendo de ante mano la gran responsabilidad que trae ser maestra. Sin embargo jamás pensó que las letras pequeñas de su contrato que leen  que debe estar dispuesta a hacer otras actividades asignadas respectivamente, expresaran el hecho de que debe esquivar balas protegiendo a sus alumnos de una pistola. Mas adelante, también menciona que al pensar en morir por sus estudiantes (afirmando que sería capaz de hacerlo), el sentimiento de estar dejando a sus hijas sin madre la corroe, haciendo una pregunta desgarradora; “¿Cómo me pueden hacer elegir entre mis hijos y mis estudiantes? y yo, ¿Como puedo pedirle a los maestros de mis propias hijas que hagan lo mismo?”

La reacción que esta maestra tiene ante lo sucedido no es para menos, ya que de manera desafortunada, este problema no es novedad debido al la frecuencia en la que ha sucedido a lo largo de los años, causando el incremento de inseguridad día a día en las personas. Aunque su punto de vista puede llegar a causar polémica, la honestidad e intensidad en la que lo explica dando a conocer no solo su sentimiento de inseguridad sino también el de muchas personas más que lo comparten, es admirable y sin duda alguna, una motivación para hacer un verdadero cambio; un cambio que haga diferencia.

Lo que provoca incidentes como este es discutido con frecuencia por ser un tema polémico, debido a que muchos afirman que es culpa de quien sostiene el arma así como de su salud mental, mientras que otros van más por la falta de control en la posesión de armas. De cualquier forma nuestro presidente en vez de poner restricciones a la posesión de armas o hacer exámenes para diagnosticar la salud mental de los estudiantes, pretende contrarrestar violencia con más violencia al armar a profesores para que tengan como defenderse a si mismos y a sus alumnos. A lo que Rebecca responde con razón: “Tengo que estar alerta para que no me roben mi bolsa, ¿ahora también tendré qué estarlo para que no me quiten una pistola?”

El colegio es visto por muchos como un segundo hogar, un lugar que guarda muchos recuerdos en sus paredes, mientras que los maestros y compañeros frecuentemente, como una segunda familia. Es por eso que en estos lugares, las personas que forman parte de la comunidad deberían de sentirse seguros en este lugar en vez de sentirse en constante inseguridad.